jueves, 3 de diciembre de 2009

Psicodélico Color Marrón Claro

Ahora era yo el paciente en esta pobre clínica de mi ciudad. Mi antiguo alumno de clases interrogaba mis confusos problemas que yo trataba remediar. No quitaba sus tristes ojos de los mios de una mirada más profunda con sus finos lentes en la mano izquierda tratando de buscar un movimiento o gesto de mi rostro.

Yo, tratando de buscar algún punto fijo en la pared o en el vasto escritorio lleno de papeles para no verle la cara, entonces como siempre me dejé guiar por el subconsciente, este haciendome girar la mirada sobre mi tenebrosa y sismica mano la cual abrasaba una taza de café, dejando caer el psicodélico color marrón claro del café, colado seguramente en maquina expreso entre los finos hilos arrugados de mi vieja camisa blanca del antiguo consultorio.

Demonios… siempre me pasa - dije al aire con rostro uraño.

Me asombró su inmobilidad ante mi accidentado hecho delante de el, que ni siquiera se fijó en que me habia pasado. Yo no entendía que pasaba, percibiendo algo extraño en el mientras me preguntaba en mi mente ¿qué tipo de terapia era ésa?. Nunca ví eso en toda mi carrera como psicólogo.

Que locura era todo esto sin atreverme a decir algo, pero entonces le miré sus pómulos, naríz y boca. Pude apreciar en su rostro una perfecta fotografía inmóvil frente a mí. Entonces comenzé a hablar de viejos tiempos.

¿recuerdas cuando hablabas con?... No recuerdo el nombre ahora, ... Pero siempre pensé en... En que cambiarias de carrera o que... Que... Rayos estoy tartamudeando otra vez. - me quejaba. -

Solía tartamudear cuando algo me ponía nervioso, tambien con mujeres prostitutas que buscaba por las noches. Recuerdo a camila decirme el gago, pero ahora era diferente pues me sentía nervioso sin saber por que, y este tipo seguía inmóvil. Era imposible soportar minutos en esa postura la cual el estaba, está bien que vine por problemas que yo mismo no puedo decifrar, que si en las noches salgo a la calle a buscar borrachos e invitarlos a beber un trago sin conocerlos y después abandonarlos en la carretera de jarabacoa, y tantos problemas como llenar botellas de cervezas vacías, llenarlas de orina cerrandole la tapa casi perfectamente que parecían de fábrica.

Así las cambiaba en los colmados de los barrios por cervezas frías, explicandoles que las mías estaban calientes. No había problema alguno con los dueños de los negocios. Pobre gentes que al comprarlas vomitaban sin parar al beber el primer trago, más yo los observaba desde el baño llegando yo al éxtasis de la risa.

Ya, cansado de ver a este tipo con una forma tan extraña y estupida mirandome sin mover ni siquiera un dedo, como queriendo enteder cada gesto y palabra que naciece de mi. No entendía nada realmente, hasta que me animé a hacer algo que me indicaba mi subconsciente y fue tocarle la mano, pero me arrepentí retirando mi mano medio segundo antes de sentirle, pues me dio ese frio que se siente cuando te tocan, pues no me gusta que me toquen. Ese frío que todos poseen menos yo, tambien odio que se tropiesen conmigo o me llamen topandome por la espalda.

- Me gusta tu estilo… seguro que es tuyo propio… ¿acaso escribiste un libro sobre mirar y mirar al paciente y describir cada gesto que este haga?. - le pregunté y seguí hablando.

- ¡ No… creo que no ! Siempre fuiste muy distraido en las clases y en tus últimos meses de estudios, dudo que hayas hecho esa tésis sobre el valle mental de los espejos, graduandote con honores. - Terminé envidiandole.

El tiempo pasaba lentamente y mi subconsciente sobrevoló el momento. Viendo en mí mente aquellos borrachos tirados en la carretera casi siendo aplastados por camiones que detonaban sus bocinas al pasar tan cerca del individuo, veía tambien aquellos vómitos con mi propia orina salir de sus bocas al beber el primer trago de esas botellas.

Finalmente pensamientos obsenos de películas pornográficas que ví antes de venir a esta estupida consulta, con esta momia sin vendas frente a mi sobrepasaron mi cerebro. Entonces salí disparado de la silla y fuí corriendo por el largo y estrecho pasillo de aquella clínica con más animo de llegar a casa, para pensar y sentir el mundo donde vivo y que aveces me atormenta. Afuera me esperaba el fastidioso carro lleno de problemas, pero esta vez respondiendo a todas mis necesidades.

Volaba por la autopista, perros y gatos murieron en el intento de salvarse buscando escapar de mi gran velocidad, y allá mi casa seca y gris impulsando mi locura, alimentando y reconfortando mi neurotica mente, en verdad mi casa era un verdadero nido de hibernación para mí, pués allá estaba mi vida.

Nacía mi locura desafinada. Que pretexto de estar aquí en mi mundo, en el psicólogo no cuerdo me convería lentamente, mi cama sin arreglar de ocho semanas y ja ja ja. Que bien me siento con este olor a cigarrillos y cerveza como si fuese una discoteca mi casa, y afuera los ladridos de los perros espantando a todo aquel que se asome por la zona.

- Let me take you down, cause im going to… strawberry fields.. - acompañaba a lennon cantando –

Aleluya, cuanto quisiera que llegue la noche, para mis maleficios y romper con lo tradicional, degustar de la esquizofrenia neurotica de mi ser. Anduve y anduve esperando la noche, aquella oscura mancha negra que recorre el espacio, ese que tanto me asusta. Sigo esperando y no llega… y no llega… me estoy calmando ¿qué pasó?. Estoy cuerdo ahora, se me ha paralizado la adrenalina y se han tranquilizado mis movimientos.

De repente me doy cuenta de que la realidad llega y domina mi subconsciente Llegando así lo que llamamos momento de autocontrol (cordura).

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